Cada estudiante es único, pero todos tienen una cosa en común: el derecho a una educación de calidad. Desafortunadamente, a los estudiantes a menudo se les niega este derecho. Por ejemplo, las escuelas no brindan servicios educativos a niños con discapacidades, en violación de las leyes federales y estatales.
Las escuelas fraudulentas con fines de lucro engañan a los estudiantes universitarios con recursos financieros limitados para que se inscriban y asuman deudas aplastantes de préstamos estudiantiles. Los registros educativos no reflejan correctamente los nombres y géneros de los estudiantes transgénero. Estos daños y muchos otros ponen en peligro el futuro de los estudiantes.